«Niños Índigos»

 

¿QUIÉNES SON LOS NIÑOS ÍNDIGOS?

En los años setenta, la psíquica Nancy Ann Tappe comenzó a hablar de un grupo de niños con un aura color azúl profundo, un tono índigo. Ese hallazgo dió nombre a una generación de almas que comenzó a llegar a este planeta entre los años 1970 y 1990, con una energía distinta: más intuitiva, más sensible, más rebelde… y muy pronto la sociedad creó al rededor de nosotros una gran espectativa: se decía que los Niños Indigos íbamos a salvar el planeta, que nuestra sola presencia bastaría para cambiar el mundo y abrir una nueva era. El tiempo pasó y ése cambio no ocurrió, entonces llegó la frustración: «No son los salvadores que esperábamos» y ahí comenzó nuestra marca más profunda:

 

niños índigos. blog web

 

Crecimos sintiéndonos diferentes, incomprendidos, como si estaríamos «fallados». Hoy muchos llamanneurodivergencia a mentes y sensibilidades que funcionan de otra manera, si bien en aquel entonces nos hicieron sentir distintos, la realidad es que sí: «vinimos con otra programación para un plan mayor». No vinimos a encajar en lo establecido. Nos camuflamos, nos hicimos invisibles, nos enfermamos, vivimos en las sombras hasta que llegue el momento de despertar y ese momento es ahora: reconocer quienes somos y para qué vinimos.

 

 

EL DESPERTAR DE LOS NIÑOS ÍNDIGOS

Después de crecer sintiéndonos distintos, camuflados para no ser vistos, llega un momento clave: el despertar.
Ese instante en que la vida nos empuja a mirar hacia adentro, sin máscaras, sin excusas, y nos muestra lo que todavía duele. No es casualidad que este proceso se active en nuestra edad adulta. Muchos de nosotros, ahora entre los 40 y 50 años, atravesamos crisis profundas: enfermedades, pérdidas, separaciones, duelos, sensaciones de vacío. Todo eso no fue un castigo, fue el detonante que abrió la puerta. Es en ese quiebre donde recordamos quiénes somos y para qué vinimos, donde entendemos que no estamos “fallados”, sino programados de otra manera para sostener una vibración distinta. Nuestro despertar no fue inmediato ni milagroso, fue un camino: Un viaje de sombras y luces que recién hoy sabemos que no vinimos a salvar el mundo de afuera, vinimos a recordar que la verdadera transformación empieza dentro nuestro.

 

«Ese es el llamado que une a nuestra generación: reconocernos, sanar lo que aún duele y recordar que nuestra misión es mucho más grande de lo que imaginamos»

 

El despertar no es un punto final, sino un proceso en espiral. Cada paso abre otro, cada recuerdo nos lleva más profundo, vamos despertando por capas y en cada capa se abre un nuevo nivel de consciencia. En ese camino, muchos nos encontramos con un paso aún más desafiante y profundo: «EL VIAJE DE LAS LLAMAS GEMELAS». Un encuentro de almas que se presenta como un gran amor, nunca antes vivido, que nos comprende y nos completa. Y aunque parece una recompenza… en realidad es el espejo perfecto que nos empuja hacia otra dimensión…

Ecos del Universo…